martes, 5 de noviembre de 2013

El Masaje en los Bebés

                          El Beneficio de los Masajes


Los masajes son una de las mejores formas de transmitir al bebé cariño, confianza y seguridad. Pero además de aportar beneficios emocionales, los masajes también pueden aliviar molestias y estimular el desarrollo muscular del pequeño:

• Ayudan a regular y reforzar las funciones respiratoria, circulatoria y gastrointestinal (como las incomodidades producidas por cólicos, gases y estreñimiento)

• Los masajes ayudan al bebé a relajarse y alivian del estrés

• Ayudan a estimular el desarrollo del sistema nervioso

• Aumentan el vínculo afectivo del bebé con sus padres a través del contacto, la mirada, la piel, la sonrisa, las caricias, el olor y la calidez.

Consejos para lograr unas condiciones óptimas para el masaje

- Escoger un momento de relajación y de buen estado de ánimo de ambos.

- Untarse las manos con una crema o aceite de bebés y, a continuación, frotárselas un poco, para que el bebé goce con la suavidad y tibieza del tacto. 



- Se deberá presionar, eso sí, levemente, para que el masaje resulte efectivo.


- Debemos tener especial cuidado si el masaje se hace a un bebé muy pequeño o prematuro, especialmente cuando se hace alrededor del área del cordón; es una zona de extrema sensibilidad 

- Deberemos comprobar que la temperatura de la habitación en la que se va a hacer el masaje es la adecuada, es decir, que está templada y que no hay corrientes de aire. 

-  Pondremos al bebé sobre una toalla doblada templada. Es bueno que se le mire a los ojos o que se cante o se le hable mientras se le da el masaje.


El masaje paso a paso

• Podemos comenzar dando un masaje sobre la frente y hacia los laterales con los pulgares. A continuación, se empezará el masaje desde la nariz y deslizándolos sobre las mejillas. Con el pulgar dibujar círculos alrededor de la boca, comenzando desde la parte de arriba del labio superior y finalizando en la barbilla. Repetir este movimiento dos o tres veces relajadamente.



• Frotaremos el pecho del niño desde el centro hacia fuera, subiendo hasta los hombros y bajando hasta las costillas. Hacer movimientos circulares masajeando la tripita. 



• Sujetaremos un brazo y haremos como si se exprimiera desde la muñeca hasta el hombro. A continuación, estirar suavemente los dedos del bebé. Repetir el movimiento con cada pierna. Finalmente, frotar suavemente las plantas de los pies. De igual manera, estirar con delicadeza los dedos de los pies. 



• Pondremos al bebé boca abajo y le frotaremos la espalda, desde el culito hasta los hombros, y después, cruzando las manos repetidamente desde un lado al otro. Repetir un  par de veces. 

Mantener un ritmo constante e ir haciéndolo cada vez más lento y suave, hasta que las caricias sean más ligeras y desaparezcan.

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